Son huellas que quedaron desde la infancia en nuestro cuerpo mental y emocional y dificultan nuestras relaciones con el entorno en nuestra adultez. Es frecuente que casi todos tengamos una o varias de ellas.
ORIGEN Y CAUSAS
Se originan durante la niñez, mientras las conexiones neuronales del cerebro se están desarrollando, sobre todo en la parte prefrontal, la cual se encarga del control de la atención, las acciones sensitivas motoras, la cognición, la emoción y la conducta humana.
La/s raíces son un suceso o experiencia traumática (o que se haya interpretado como traumática por parte del niño) que sucedió de forma puntual o a lo largo del tiempo y de forma más o menos constante.
Por lo tanto, si sucede un trauma en la edad temprana, se sumará al desarrollo del cerebro y hará que la persona opere en la vida cotidiana con estas bases de pensamiento.
LAS 5 HERIDAS
1- La herida del Abandono
Para quienes han experimentado abandono real o simbólico (ejemplo: Madre fué a comprar y me dejó solo con mi tía o solo por un rato) en su infancia, la soledad es su mayor enemigo. La falta de afecto, compañía, protección y cuidado les marcó tanto que se encuentran en constante vigilancia para no ser abandonados y sienten un temor extremo a quedarse solos.”
2- La herida del Rechazo
Tiene su origen en experiencias de no aceptación por parte de los padres, familiares, amigos, etc. Lo que nos lleva a usar esas críticas de otros contra nosotros mismos y rechazarnos. Rechazar nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, sueños, etc. Cuando un niño recibe señales de rechazo crece en su interior la semilla del autodesprecio. Piensa que no es digno de amar ni de ser amado. Por consecuencia o se cierra al mundo por que no se cree merecedor de nada o se esfuerza una y otra vez para encontrar la aprobación de las personas.”
3- La herida de la Humillación
La herida de la humillación se abre cuando el niño siente que sus padres lo desaprueban y critican, afectando esto directamente a su autoestima. Sobre todo cuando lo ridiculizan. Dichos niños construyen una personalidad dependiente. Están dispuestos a hacer cualquier cosa por sentirse útiles y válidos, su propio auto-reconocimiento depende de la imagen que de él tienen los demás. Son personas que tienden a olvidarse de sus propias necesidades para complacer a los demás y ganarse su cariño, aprobación y respeto.”
4- La herida de la traición o el miedo a confiar
La herida de la traición surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres, donde siente que no ha cumplido una promesa. Esta situación, sobre todo si es repetitiva, generará sentimientos de aislamiento y desconfianza. En ocasiones, dichas emociones pueden transformarse en rencor (cuando se siente engañado por no haber recibido lo prometido) o en envidia (cuando el niño no se siente merecedor de lo prometido y otras personas sí lo tienen). Esta herida emocional construye una personalidad fuerte, posesiva, desconfiada y controladora. Predomina en la persona la necesidad de control para no sentirse estafado.”
5- La herida de la injusticia
Se origina cuando los progenitores/cuidadores son fríos y rígidos, imponiendo una educación autoritaria. Lo que termina desarrollando en el niño una personalidad rígida con bases muy estandarizadas que se repite durante toda la vida si no se busca flexibilizar. También puede desarrollar una personalidad fanática del orden y el “perfeccionismo”
¿CÓMO TRABAJARLAS Y SANARLAS?
Abandono: Se sana trabajando el miedo a la soledad, fortaleciendo el auto-estima, conectando con uno mismo desde un lugar profundo y real, reconectando con nuestra esencia y poder personal. Cuando uno se conoce y se siente cómodo en su propia compañía no necesita vincularse para tapar vacíos, sino para compartirse desde un lugar de gratitud.
Rechazo: La herida del rechazo se sana empezando a valorarse y a reconocerse, obviando los mensajes que el crítico interno le envía. Trabajando el auto-estima, reconociendo las virtudes.
Humillación: Esta herida se sana soltando la pesada carga que el humillado lleva en la espalda. Se consigue mediante el perdón hacia las personas que lo dañaron. Así suelta ese dictador interno que le pide perfección y comienza a actuar desde su propio sentir, fluidamente.
Traición/Miedo a confiar: Para sanar esta herida hay que trabajar la paciencia, la tolerancia, la confianza y la delegación de responsabilidades en los demás.
Injusticia: La forma de curar esta herida es trabajar la rigidez mental, cultivando la flexibilidad, la tolerancia y la confianza hacia los demás, practicando el intercambio de opiniones ideas o vivencias con otros.”
Fuente: https://www.criarconsentidocomun.com/
Si nos auto-observamos e indagamos en nuestros pensamientos, sentimientos y vínculo con otros probablemente veamos 1 o varias de estas heridas activas, por eso sanar a nivel físico es importante pero también a nivel mental y emocional. En nuestros detox también incluimos algunas herramientas emocionales para aprender a fluir mejor.
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Lu del Mar – Coach de Alquimia Regenerativa